Dime tu clase social y te diré desde dónde verás el fin del mundo
Clase social y fin del mundo. El autor se propone en este texto pensar en qué medida cada clase social (ricos, clase media y pobres) procesa mentalmente y experimenta diferente el posible fin del mundo. Porque es importante saber qué nos toca en la repartija. ¿Y si mañana te toca a vos?
Mountainhead es una película recién estrenada, disponible en HBO o como hayan decidido llamarse esta semana, que narra una reunión de cuatro magnates de la tecnología durante un caos mundial de protestas y saqueos en la que intentan crear una dictadura tecnocrática global. La película, una sátira escrita y dirigida por Jesse Armstrong, creador de la multipremiada Succession, cuenta cómo estos cuatro megamillonarios -estereotipos de lo que uno se imagina que pueden ser Mark Zuckerberg o Elon Musk- intentan sacar provecho de la crisis al mismo tiempo que buscan maneras de desligarse de ella, ya que fue provocada por las plataformas sociales y las herramientas de inteligencia artificial creadas por ellos mismos. La operación empieza comprando uno de los primeros países que entran en crisis financiera y política: Argentina. La película está bien, entretiene como cualquier producto cultural que nos confirma los prejuicios que podamos tener sobre otros, en este caso, sobre la nueva generación de empresarios tech que se creen dueños del mundo: lo que pensamos todos, que son unos tarados. Pero no quiero hablar de la película. Quiero hablar de la casa donde transcurre la película.
La casa es el quinto personaje de Mountainhead. Es una mansión enclavada en las Montañas Rocosas, la cordillera más alta de Estados Unidos, en el estado de Utah. La casa pertenece a uno de nuestros cuatro tecno bros, más precisamente al menos rico de ellos, que no llega a entrar al club de los mil millonarios. Por esto mismo, durante todo el encuentro los otros tres le harán bullying sobre el tamaño de las habitaciones o sobre sus comodidades, aunque se trate de un resort con pista de bowling profesional, cancha de básquet y una pared de escalada. "Espero que a ustedes, los ricos, no les importe vivir en la humilde morada de un trabajador", los recibe el anfitrión. La casa tiene, por supuesto, un búnker para refugiarse del apocalipsis, que utilizan durante un rato en el que se asustaron porque se cortó la luz y ellos creían que los venían a matar. Para llegar a la propiedad la caravana de camionetas que llevan a los séquitos de los empresarios tiene que subir un camino imposible. La sensación, real y metafórica, es de que estamos viendo la cima del mundo. De ahí para abajo, todo es caos. ¿A dónde sueñan escapar los ricos?
La visa de la tranquilidad
Martín Varsavsky es un empresario global de origen argentino que tranquilamente podría protagonizar Mountainhead (no por las cualidades intelectuales de los personajes sino por liderazgo en la industria y la cantidad de ceros en su cuenta bancaria). Varsavsky está proyectando su propia mansión para escapar del caos con la construcción de un refugio antinuclear en Mendoza, específicamente en una zona árida de 32.000 hectáreas que se compró en el departamento de San Carlos, cerca de la Cordillera de los Andes, a unos 150 km de San Rafael. Este refugio, llamado "Refugio Wamani", está pensado como un santuario de seguridad ante una posible Tercera Guerra Mundial, con la intención de ofrecer protección contra ataques nucleares y garantizar la supervivencia (del que lo pueda pagar). Situado a 3.100 metros sobre el nivel del mar (siguiendo con el paralelismo, la cumbre más alta de las Rocosas de Mountainhead tiene 4400 metros) lo convierte en un lugar seguro ante otro riesgo global: la crisis climática y la subida del nivel del agua.
Varsavsky cree, y así se lo expresó al presidente Javier Milei y al ministro Luis Caputo, según le contó en una entrevista en elDiarioAR al periodista Sebastián Fest, que Argentina tiene ventajas competitivas frente a la posibilidad de una guerra mundial nuclear y que debería implementar una “visa de la tranquilidad” para aquellos que quieran sobrevivir. “Así como la Argentina puede tener desventajas por estar tan lejos de la mayoría de los centros comerciales del mundo, puede tener ventaja por estar lejos de la mayoría de los centros bélicos del mundo. Aquellos que puedan comprar la 'visa de la tranquilidad' pueden tener un lugar en Argentina. Y Argentina no debe garantizarles que, ante una guerra, van a llegar al país, pero sí debe garantizar que, si llegan, van a poder entrar”. Varsavsky, que le mostró su campo a Elon Musk para que vea lo parecido que es al paisaje de Marte, dice que la visa debería costar alrededor de medio millón de dólares.
Los ricos en el búnker, los pobres en la basura, la clase media en el diván. A todos nos llegará el fin del mundo.

Para responder a dónde sueñan escapar los ricos hay que mirar el movimiento secesionista financiado por empresarios tecnofeudales, al que muchos colocan como un futuro probable, aunque en rigor ya está sucediendo. Viajemos brevemente a Honduras, a la isla de Roatán. Allí crece la ciudad Próspera, una ciudad libre de impuestos con gobernanza propia, fundada por una empresa de Delaware, Estados Unidos, fondeada entre otros por Peter Thiel, Sam Altman y Marc Andreessen (algunos de los tecno bros ficcionados en Mountainhead) para transformar el territorio en la “ciudad startup” más desarrollada del mundo. Próspera está construida en una jurisdicción semiautónoma conocida como ZEDE (Zona de Empleo y Desarrollo Económico). Es una ciudad privada con fines de lucro, con un gobierno propio y un marco regulatorio a la carta: las empresas pueden elegir un marco regulador de un menú de 36 países, o personalizar el suyo. A pesar de que la ZEDE fue declarada inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia hondureña (fue creada durante la presidencia de Juan Orlando Hernández, hoy preso por narcotráfico), Próspera sigue creciendo. Les recomiendo esta crónica del medio independiente Contra Corriente, que define a Próspera como un paraíso de robots, cyborgs y experimentos biomédicos y estas crónicas de El País y The New York Times.
Dice VC Info Docs, un sitio que “contiene información sobre eventos actuales en el fascismo tecnológico”, según su propia definición, que este tipo de zonas económicas especiales son el eufemismo de una “una conspiración para formar un Estado nación dirigido por multimillonarios de la tecnología, organizados a través de una gran red de empresas de capital riesgo y startups. Muchas colonias, una nación". Quizás el emprendimiento antinuclear de Varsavsky no tenga intenciones de ser un territorio independiente sino solo un hotel de superlujo para ver el fin del mundo con amenities. Nada de lo referido por Varsavsky hasta ahora incluyó la idea de que sea un territorio escindido de la Argentina (aunque, si pensamos mal, la “visa de la tranquilidad” no es otra cosa que un salvoconducto para los habitantes de su campo). Pero Wamani, como nombró a su refugio, fue una de las primeras formas de división política del territorio americano. Con esa palabra, de origen quechua, se designaba a las provincias del imperio incaico. El imperio estaba dividido en diferentes Wamani y cada uno de ellos estaba a su vez dividido en sectores y luego en territorios y terrenos que se cedían a varones adultos para que pudieran producir alimentos para su familia y para el imperio. Pero bueno, capaz es casualidad. También es cierto que Varsavsky no es el único magnate con búnker anti apocalipsis propio: Mark Zuckberberg (Meta) y Salt Altman (OpenIA) también tienen los suyos. Pero Altman, que creó ChatGPT, avisa que si la IA enloquece “ni un búnker podrá salvarte”.
Violencia lenta suburbana
En el otro extremo de la pirámide social: ¿desde dónde verán los pobres la llegada del fin del mundo? “Violencia lenta” es un término acuñado por el autor sudafricano Rob Nixon en su libro Slow Violence and the Environmentalism and of the Poor (Harvard University Press, 2011). Allí Nixon describe como violencia lenta a la estela de efectos secundarios, apenas perceptibles, de la devastación y la contaminación ambiental. Violencia lenta, define Nixon, “es una violencia que ocurre gradualmente y fuera de la vista, una violencia de destrucción retardada que se dispersa a través del tiempo y el espacio, una violencia de desgaste que típicamente no se ve como violencia en absoluto". Esto es así porque las conexiones entre el evento "principal" y sus consecuencias dispersas no siempre son directas o fácilmente rastreables. Hagámonos una pregunta al azar, entre tantos miles de casos posibles: ¿cuándo se le empezó a llenar de agua las casas, las calles, las escuelas, las cunas, a los habitantes de General Cerri, localidad perteneciente a Bahía Blanca, arrasada en su totalidad por la inundación de comienzos de 2025?
General Cerri está asentada en los terrenos más bajos de la región. El 70% de los evacuados de la catástrofe bahiense fueron habitantes de esa ciudad. La inundación trajo numerosas acusaciones a las administraciones gubernamentales por falta de obras, lo cual es todo cierto, pero lo que vimos en Bahía Blanca es evidencia de algo mucho más grande, que son los efectos de la crisis climática. En este informe sobre las razones medioambientales de la inundación, la Agencia de Noticias Tierra Viva advierte que esa catástrofe estaba anunciada en el sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), que en su capítulo “Impacto Regional de América del Sur y Central”, advierte que “se prevé que la precipitación media cambie, con aumentos en el sureste América del Sur” y que “es muy probable que continúe el aumento del nivel del mar del Atlántico Sur, contribuyendo al aumento de las inundaciones costeras en áreas bajas”. Por supuesto que nada de esto se sabía en 1876, año de fundación de la ciudad portuaria General Cerri, una zona de trabajadores que tuvo su momento de oro en la época agroexportadora e industrial de la Argentina pero que se fue apagando hasta ser, en relación a la ciudad de Bahía Blanca, un barrio en sus márgenes. El himno a General Cerri da cuenta que entre lo que fue y lo que General Cerri es hoy, hubo en el medio un proceso de lo que Nixon llama violencia lenta: “venimos de la clase obrera / raíz de identidad / que tuvo un plan para esta tierra / hacerla ciudad”. Casi el 20% de los hogares (25,5% de la población) del conglomerado urbano Bahía Blanca-General Cerri se encuentra debajo de la línea de la pobreza y el 2,9% de los hogares (3,7% de la población) es indigente, según datos de marzo de 2025 del INDEC.
Con violencia lenta Nixon también se refiere a la producción de comunidades “excedentes” y sujetos “sacrificables” en nombre del progreso y a la creación de una nueva categoría social, los refugiados climáticos, como fueron en marzo los habitantes de Bahía Blanca
Podemos estar años dando ejemplos de violencia lenta, pobreza y crisis climática, podemos estar hasta que nos tape el agua. Hay ejemplos a diario, en todo el mundo. La impactante DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) de Valencia de 2024 afectó principalmente a la comarca de l’Horta Sud, la más pobre de la comunidad valenciana, donde casi el 10% vive en hogares con carencia material y social severa. El 30% de las viviendas afectadas por la DANA estaban en zonas de riesgo de inundación, la mayoría de las cuales fueron construidas durante la burbuja inmobiliaria de principios de los 2000.
Con violencia lenta Nixon también se refiere a la producción de comunidades “excedentes” y sujetos “sacrificables” en nombre del progreso y a la creación de una nueva categoría social, los refugiados climáticos, como fueron en marzo los habitantes de Bahía Blanca, como lo volverán a ser. Pensemos en la violencia lenta como una enorme superestructura de desigualdad (el hiperobjeto de Morton) que satura la vida contemporánea y presagia un futuro devastador para todo aquel que la habite.
Los ricos en el hiperobjeto Wamani, los pobres en el hiperobjeto General Cerri. ¿En dónde llegará el fin del mundo para la clase media (o lo que quede de ella)?
La sociedad de la nieve
Hace dos meses la empresa Catedral Alta Patagonia, operadora del centro de esquí Cerro Catedral, en Bariloche, anunció una inversión histórica para la industria de la nieve argentina: 40 millones de dólares, que fueron a parar sobre todo a mejoras en medios de elevación, rediseño de las pistas, a un nuevo sistema de fabricación de nieve, un nuevo reservorio de agua y tecnología para el control de avalanchas, entre otras aparentes innovaciones. Doscientos kilómetros al norte del Catedral está Chapelco, otra meca aspiracional de la clase media por su pista de ski y otros deportes de nieve. Esta semana se anunció allí el cambio de dueño de la empresa que opera ese centro de esquí, que pasa a manos del Grupo Trappa, dueña de Catedral Alta Patagonia, la que opera el Cerro Catedral, y de La Hoya, en Chubut. Es también la dueña de la empresa de transporte Don Otto y Vía Bariloche. Grupo Trappa le ganó la licitación a, entre otras, una UTE conformada por Desarrollos del Norte SA (una empresa del Grupo La Nación), S+R Gestión de Negocios SA, Isella Constantini y los hermanos Casanova, que perdió porque le exigía al gobierno provincial “hacerse cargo de pagar indemnizaciones laborales en caso de devenir despidos y postergar por un año el plazo para realizar las inversiones”, entre otras condiciones. Un sol. Toda esta historia, que incluye sospechas de arreglos entre el poder político y el Grupo Trappa está muy bien contada por Andrés Sanguinetti en iProfesional. Por último, hay mucha expectativa en Malargüe, Mendoza, porque el gobierno nacional anunció que va a poner en venta 12 mil hectáreas de terrenos fiscales que tiene en Potreros, donde se encuentra el centro de esquí El Azufre, que están bajo la jurisdicción de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), que depende de la Jefatura de Gabinete de la Nación, y que podría significar, con inversión privada, un relanzamiento de ese centro invernal.
El tema es que la Cordillera de Los Andes “está derritiéndose a lo bestia”. Esto lo dijo el climatólogo chileno Raúl Cordero en un estudio que publicó en noviembre de 2024 en la revista Nature, donde muestra evidencia de que nuestra cadena montañosa está perdiendo el 19% de su cobertura de nieve por década. Por eso, cuando miramos la actualidad económica de la industria de la nieve argentina recordamos lo que el sociólogo franco argentino Tomás Legón define como “disonancia cognitiva”. Así lo contó meses atrás en esta misma revista Supernova. “Existe una disonancia cognitiva en las personas a la hora de pensar en varios futuros que suceden de manera simultánea. Las personas reconocen por ejemplo que en el futuro, a nivel general, va a ser muy difícil por contar con recursos limitados, que existirán muchas dificultades económicas y ambientales. Ahora, cuando imaginan su propia vida, esos problemas no existen más y todo funciona en un contexto económico o medioambiental muy similar al actual. Por ejemplo, hice entrevistas con gente que trabaja en la economía de la nieve, en las montañas. Encontré que esa gente puede imaginar, puede saber, que la nieve va a faltar y que los lugares de montañas van a sufrir esa falta de nieve, pero cuando piensan en su propia vida, siguen adelante, invirtiendo. Estamos hablando de personas para las cuales su vida, su dinero, depende de la nieve”.
El fin del mundo encontrará a la clase media en un limbo mental entre sus consumos aspiracionales y la realidad. Irán a Bariloche en busca de su propio Mountainhead
El fin del mundo encontrará a la clase media en un limbo mental entre sus consumos aspiracionales y la realidad. Irán a Bariloche en busca de su propio Mountainhead, escapando de su General Cerri, y despertarán de su negación esquiando en el pasto. Ya en 2010, el geólogo argentino Jorge Rabassa (CONICET), advirtió sobre la desaparición de los glaciares andinos. “A la tasa presente de recesión del hielo glacial, la mayoría, sino todos, los glaciares de la Patagonia y Tierra del Fuego desaparecerán durante las próximas dos décadas, y tanto los glaciares de valle como los mantos de hielo de la Patagonia se verán severamente reducidos en su superficie y espesor. Como consecuencia de la desaparición paulatina de los glaciares, se esperan significativos cambios en las condiciones ambientales, hidrológicas, geomorfológicas, turísticas y del patrimonio natural de estas regiones, que afectarán severamente a aquellas comunidades que viven en ellas”. La pregunta es: si no va a haber más nieve ¿qué está haciendo el Grupo Trappa?
May Godzilla destroy this house last
Los ricos en el búnker, los pobres en la basura, la clase media en el diván. A todos nos llegará el fin del mundo. En mi escritorio tengo un cuadrito, un dibujo de una amiga muy querida de la familia. En el dibujo está Godzilla, furioso, destruyendo una ciudad en llamas. Debajo, esta frase: “May Godzilla destroy this house last” (“que esta sea la última casa que Godzilla destruya”). Extiendo este deseo también a ustedes, que llegaron hasta acá.